Armonía

Escucho atento ese viento afilado,
atiendo al susurro de miradas furtivas y desconocidas,
coloreo lo inédito con lo indómito,
armonizo el latir con el sentir,
suspiro por el olor de la mujer de sala de espera,
me paro a ver pasar los árboles,
quemo fotos que no pequen de sonrisas interminables,
recobro el dramatismo ineficaz de mi propio rumbo,
olvido la infelicidad de las amapolas que no hablan mi idioma.

Y todo por brindarme nuevos horizontes aquí o allá.

Porque no tiene sentido perder la sinrazón,
porque las personas sin mensaje no saben flotar en el mar.

Y que el amanecer se llame como quiera,
mientras la noche envejezca a su son.



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