Ecualizando suspiros

Divago entre turistas accidentales,
deambulando en liquidación,
agazapando sentimientos desertores,
cercando esquinas apabullantes,
estoico ante semanas en blanco.

Me siento en mis jardines secretos de azabache
y añoro ese poema que jamás escribí.

Ecualizo mis latidos, ecualizo mis suspiros.

Inspiro el salitre de viejos arrecifes de recuerdos,
respirando dolores en verso que se escapan en centésimas.

Cosquilleando las texturas de escondites efímeros,
forzando cerrojos al sur de mis deseos.

Al ritmo de un tango quebrado,
he salvado de la extinción mi emoción.

Sin cruzar los brazos ante una ignorancia infantil
que soñaba mentiras de jengibre y sedición.

Porque antes era de noche en mis venas.


Armonía

Escucho atento ese viento afilado,
atiendo al susurro de miradas furtivas y desconocidas,
coloreo lo inédito con lo indómito,
armonizo el latir con el sentir,
suspiro por el olor de la mujer de sala de espera,
me paro a ver pasar los árboles,
quemo fotos que no pequen de sonrisas interminables,
recobro el dramatismo ineficaz de mi propio rumbo,
olvido la infelicidad de las amapolas que no hablan mi idioma.

Y todo por brindarme nuevos horizontes aquí o allá.

Porque no tiene sentido perder la sinrazón,
porque las personas sin mensaje no saben flotar en el mar.

Y que el amanecer se llame como quiera,
mientras la noche envejezca a su son.


Porque

Porque las mejores frases se me escapan entre los dedos,
porque la tinta ya no cura este corazón sincero.

Porque mi vida siempre está en invierno,
porque no veo con los ojos abiertos.

Porque mis números salen rojos,
porque no conozco ni mañana ni pasado.

Porque mi pasado acaba sin final,
porque mi final acaba sin avisar.

Porque silencio al músico del parque,
porque corto escenas de amor.

Porque…
Estaré vivo todo una vida,
pero ya llevo muerto dos.


Yo no

Yo no soy lo que buscas,

no te diré que te quiero,

no te diré que me gustas

o que me encanta tu pelo.

No quiero ser tu sombra,

no quiero ser tu credo,

no quiero ser tu alfombra,

ni tu pañuelo.

No dejaré de volar porque tengas mareo,

no plegaré mis alas y pisar tierra firme,

no dejaré de jugar durante el recreo,

no dejaré de soñar que ya debo irme.


Ojos de otoño

Se me han puesto los ojos de otoño.

De día gris y tedioso.

De ventanal húmedo que sólo mirarlo te hace llorar.

Mi caminar se ha vuelto lento.

Dudo qué pie debe ganar la batalla por el avance.

Se me traban los pensamientos.

Todos quieren salir pero ninguno sabe dónde irá a parar.

Infelices.

Siempre pendientes de mi estado de ánimo.

Esa no es vida para un pensamiento.

Mis maletas tienen más de mí que yo.

Son azules y se parecen la una a la otra con tristeza.

Parecen resoplar al cerrarlas.

Parecen cansadas de dar tumbos.

Y camino.

Pienso.

Me detengo.

Me siento.

Pierdo la mirada.

Letra de médico aburrido de ver a la muerte en su sala de espera.

Garabateo mis propias recetas.

Mañana tomaré un poco de esto, y al otro, otro de aquello.

Quién sabe.

Así puede que vuelva la primavera a mis párpados.

En este banco verde y metálico del decimoctavo parque me senté.

Y todo pareció pausarse.

Y nada pareció cambiar.

Para todo seguir su curso.


Esos versos salvadores

¿Cuándo fue que los versos te salvaron mar adentro?,
¿en qué momento impidieron colonizar tu lejana sonrisa?

Ellos te pegaron la oreja a paredes abiertas al cielo,
ellos moldearon las aristas de tu inconsciencia.

Te hicieron ver en la luna un sol entristecido,
te rebelaron sombras tejidas en lodo,
te libraron de dormir con diablos conocidos.

Con ellos atravesaste desiertos de hojalata,
con ellos te sentaste entre whisky y soledad.

Pintado el color mustio otoño,
te iluminaron primaveras,
cosquilleaban texturas de paraísos ansiados.

El tosco devenir de tus letras perdidas
hizo de almidón al martilleo.

Fueron el cerrojo al sur de tus deseos.

Traslucieron los ventanales que no te dejaban ver el sol,
refrescaban en la extinción del dolor,
colgaban las piernas de mundos propios,
detenían el revoloteo alocado de ideas.

Y mientras anochecía en tus venas
colocaban trapos gélidos en tu frente.

Porque nadie sabe dónde ir al salir de su mente
cuando el humo no escapa de sus manos.

Y ahora…
Bebes en pajita de tu interior de poeta apenado.


A Maitane

Salva del embargo tu sonrisa
Da un ultimátum a desayunos de ojos rojos y llorosos
No inventaríes tu cálida mirada
No cocines amaneceres insípidos

Llena de suspiros los atardeceres
Sigue tropezándote en torpes esperanzas
Porque desde el suelo el camino se ve claro y despejado

Sin dejar que tus labios de seda se espesen
Sangrando poemas en vinilo
Cicatrizando el tiempo escurrido y tenderlo a secar
Replegando tus virtudes con urgencia microscópica

Amplifica tus inquietudes disidentes y escríbelas en tu propio braille
No atiendas a buñuelos bañados en una tristeza metódica

No te quedes sin palabras ante tanto ruido
Que tus aspiraciones no sufran mal de altura
Que tus lágrimas sean de usar y tirar

Mira al sol para buscar la luna
Es hora de emociones insurgentes

De sintonizar equinoccios y solsticios en tu caminar
De hacer auto stop para montar
En burbujas que te lleven a flotar
Y atrincherar el mal fario
Y calcinar tus solitarios pasos
Monopolizando con ilusión la incesante levedad del mañana


Yo contra mí mismo

Camino detrás de mía,
me piso sin querer,
mano sobre mano
espero amanecer.

Flotando en un viento que ya no azota,
andando un camino que no sé ver,
abrazo una tristeza que agota
que sólo me hace perder.

¿Por qué me siento frente al mar?
Si en su reflejo no hallo paz.
¿Por qué busco claridad?
Si llevo puesto un antifaz.

Porque he cruzado aceras,
porque no he saltado charcos,
porque he dibujado penas
que he puesto en marcos.

No quiero llorar esta noche,
no quiero arena en mis ojos,
quiero escapar de mí mismo
sin un sólo reproche.

Quiero apresar a mi mente,
no perdonarle ilusiones,
quiero amordazar pensamientos
y tener emociones.

Y perdonarme la vida
firmando mi paz,
y descansar en festivos
sin tener qué pensar.


Te fantaseo

Te fantaseo en mi mundo de mermelada itinerante

Allá donde desangro mis virtudes y me retuerzo en mis miserias

Imaginarte me regodea en certidumbres melosas

En mi mente tu cuerpo se compone de añicos anacrónicos

Tus ojos silban milongas paganas que me creo

Tu olor desquicia latidos inconmensurables

Tus silencios atraviesan chisteras inocuas

En mi mundo tu cuello se afana en perfecciones perplejas

Porque te imagino sin verte

Porque te imagino sin existirte

Porque te imagino sin suplicarte que existas

Te fantaseo en pedazos esculturales sin tallar

En tu regazo mis palabras advierten laberintos que por fin alcanzo a resolver

Mis complejidades confindenciales se depuran en tus pupilas

Tu recuerdo se esmera en ser indeleble y atronador

Pero sólo te fantaseo

Porque mis pupilas sólo esconden sin razón

Porque mis manos no conocen tu pasión

Porque, de los dos, el que existe a diario soy yo


Retales inciertos

Adéntrate en mis entrañas minerales,
extrae el incierto carbón de mi pozo racional.

Pero no quieras pulir mi destreza melancólica,
no busques pozos helados en el desierto.

Mécete en mi ausencia,
ódiame frente a un espejo roto,
diluye el reflejo de mis pisadas.

Devuelve telegramas a tu ingrato devenir,
acuesta tus lamentos,
reinvéntate en gestos,
no espantes tus promesas sin vocales.

Sé el suspiro obsceno de una pieza chirriante,
respirando al fragor de mil batallas perdidas.

Y desenvuélvete de amasijos de chatarra,
porque un halcón a ras de suelo no deja su fiereza en los cielos.

Teje patrones conciliadores,
cose retales de incertidumbre.